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El día que Pepsi prometió 1 millón... a 800 mil personas: el caso real que sacudió la ética del marketing

  • Foto del escritor: jjcantongonzalez@gmail.com Canton
    jjcantongonzalez@gmail.com Canton
  • 11 jun
  • 3 Min. de lectura

En el mundo del marketing, hay campañas que marcan una era por su creatividad o impacto. Pero también hay campañas que se convierten en advertencias. El caso de “Pepsi Number Fever”, ocurrido en Filipinas en 1992, es uno de los ejemplos más extremos de cómo una estrategia comercial mal gestionada puede terminar en caos social, pérdidas millonarias y una lección imborrable sobre la ética empresarial.

Hoy te cuento esta historia real como nunca antes: con contexto, consecuencias y reflexiones claves para cualquier profesional del marketing.


La idea detrás de la fiebre

A comienzos de los años 90, Pepsi estaba decidida a destronar a Coca-Cola como la bebida líder en Filipinas. Para lograrlo, lanzó una campaña promocional con un concepto atractivo y fácil de entender:

“Compra una botella de Pepsi, mira el número en la tapa y, si coincide con el número ganador del día, ganas un premio en efectivo.”

El gran premio era de ₱1 millón de pesos filipinos (alrededor de US$40,000 en ese momento). Bajo el nombre de Number Fever, la campaña fue un fenómeno: aumentaron las ventas, se generó expectación en todo el país, y la marca ganó presencia en cada hogar.


El error que nadie anticipó

Todo marchaba bien… hasta el 25 de mayo de 1992.

Ese día, Pepsi anunció el número ganador del sorteo: 349. Pero algo salió mal. Muy mal.

Debido a un error de impresión, más de 800,000 tapas con el número 349 habían sido distribuidas por todo el país. Si cada una representara un premio de ₱1 millón, la empresa se exponía a pagar más de US$32 mil millones en premios.

La realidad era que sólo dos tapas 349 tenían el código de seguridad válido para cobrar el premio. El resto, aunque tenían el número correcto, eran técnicamente “no ganadoras”.

 

Estallido social: protestas, violencia y tragedia

Cuando miles de filipinos acudieron a reclamar su millón de pesos y se encontraron con la negativa de Pepsi, la indignación fue inmediata. Muchos de los participantes habían gastado lo poco que tenían comprando Pepsi con la esperanza de cambiar su destino.

Las reacciones no tardaron:


  • Manifestaciones masivas frente a oficinas de Pepsi.

  • Ataques a camiones repartidores y fábricas.

  • Bombas caseras lanzadas por grupos organizados en señal de protesta.

  • Al menos 5 personas murieron durante los disturbios.


Pepsi trató de calmar la situación ofreciendo ₱500 (unos US$18) como compensación simbólica por tapa con el número 349. Esto fue visto como una burla por la mayoría.


Impacto económico y legal

El daño fue enorme, en varios niveles:

  • 600 demandas judiciales en todo el país.

  • Pérdidas económicas de más de US$20 millones por compensaciones, seguridad, abogados y campañas de control de daños.

  • Una crisis de reputación que manchó la imagen de Pepsi por años, no solo en Filipinas, sino a nivel global.

 

El dilema ético detrás de la campaña

El caso de Pepsi Number Fever no fue solo un problema técnico. Fue una crisis ética. La empresa falló en varios niveles:

  1. Diseño y control de campaña: No hubo validación suficiente en el proceso de impresión y distribución de los códigos.

  2. Transparencia y comunicación: La empresa tardó en asumir responsabilidades y falló en explicar con claridad lo ocurrido.

  3. Empatía social: En lugar de considerar el impacto humano de su error, trató la situación como un simple “problema logístico”.


Lecciones que todo marketero debe aprender

Este caso es una advertencia poderosa. No basta con que una campaña sea creativa o rentable en el corto plazo. Estas son las lecciones más importantes:


  • Una campaña mal ejecutada puede destruir más valor del que crea.

  • Las promociones masivas deben tener protocolos de control y planes de contingencia.

  • Ante un error, actuar con rapidez, transparencia y empatía es esencial.

  • La confianza de una marca se construye en años… y se puede perder en días.


Reflexión final

Pepsi no solo cometió un error técnico: cometió un error de juicio empresarial y ético. En marketing, cada acción comunica. Y cuando la promesa de una marca se rompe —especialmente con consecuencias tan serias— lo que está en juego no es solo el prestigio comercial, sino el vínculo de confianza con millones de personas.

 
 
 

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Juan José Cantón González

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